Marianela Valverde Quirós

Modelo, empresaria y psicóloga.

Esa necesidad de las mujeres para juzgar, señalar, ofender, achacar, acribillar a otras mujeres… sencillamente NO LA COMPARTO!!!. Que si La Nación defiende y hasta dicta un patrón a seguir… que si «Coco Rayado» opina lo contrario y se vomita de la rabia… que si muchas mujeres nos tratamos entre nosotras como zorras, pre-pagos, vidette (la palabra IN), etc… me tiene realmente obstinada.

Soy modelo, indiferentemente de lo que signifique ser modelo para un determinado número de población, pero además soy hija, hermana, nieta, sobrina, novia, psicóloga, cocinera, atleta, humana y mujer, con todo lo que implica ser mujer y la manera en que me visto o me des-visto, nunca, pero nunca me va a definir como persona, ni tampoco el tipo de labor que realice, porque en todo trabajo hay de todo y si no logramos comprender además las razones de los actos, sencillamente no podemos juzgarlos.

Es tan fácil señalar que preferimos eso antes de ir al psicólogo a atender nuestras propias necesidades, frustraciones, miedos, complejos y enojos y por eso preferimos tirarle todas las inmundicias a otra persona, de la que con costo apenas si sabemos su nombre y primer apellido.

Yo respeto a las mujeres, inclusive a las que tienen un trabajo que jamás haría, como doctora por ejemplo, criminóloga o prostituta. Cada quien en lo suyo y listo!!!. El criticar no me ayuda en nada ni me hará mejor persona, en cambio aprender a vivir en comunión sí.

Y es que honestamente me importa tan poco lo que cada una haga con «su florero», que me da pereza escuchar críticas y más si provienen de otras mujeres porque oseaaaaa, parece mentira que seamos nosotras mismas las que fomentemos el irrespeto de nuestro propio sexo y género.

Adoro aquella frase que dice: «si no tienes nada bueno que decir de alguien, mejor no digas nada»… o también el pensamiento que dice: » si no vas a dar soluciones no critiques», porque mucho ayuda el que no estorba o en este caso, el que se queda callado, por eso el silencio también es sabiduría, educación y respeto, por eso el silencio también habla y dice mejores cosas que de aquella que de su boca salen comentarios destructivos y poco educativos.

Admiro al hombre que no habla mal de ninguna mujer, inclusive de aquella a la que alguna vez amó, pero admiró más a la mujer que se rige en la filosofía de «vivir y dejar vivir…». Yo no paso justificando lo que hago, ni comparándome con nadie, porque tengo claro que no existe ser repetible en el mundo entero y por esa razón, paso mucho más ocupada en mi superación, que pendiente de la vida de los demás.

Entonces, sepa que mientras usted se las da de ser superior y se engrandece al criticar e insultar a otras, habemos mujeres que pensamos: «pobre, todo lo que puede producir su mente enferma y contaminada, pobre, como le afecta y le ofende las condiciones de vida de otras… pobre, la cantidad de tiempo libre que tiene y sobra para pasar ratos de ratos prestando atención a la vida de otras…

Pobre, que vida tan vacía tiene, que necesita llenarla con chismes, pobre, todo lo que alberga su alma y que vomita con sus palabras». No se ponga más en evidencia que es embarazoso, no sea un monito más del circo, direccione su energía y utilícela productivamente, enfóquese en mejorar y evolucionar. Y cada mañana al abrir sus ojos, inicie el día con positivismo.

2 comentarios en «¿Y la solidaridad femenina?: Dónde quedó el respeto que nos debemos entre nosotras mismas»

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