Franklin Castro R.
Nunca la conocí en persona y jamás hablamos, ni tuvimos comunicación alguna. Pero una vez que supe de su partida, un dejo de tristeza invadió mi alma. Con la primera semana de diciembre, se fue la gran actriz bonaerense, que un día en sus veintes llegó a este país, en el que hoy yace por la eternidad.
Aydeé de Lev, nació en Buenos Aires, Argentina, pero quiso el destino que durante la mayor parte de su vida, fuera adoptada por estas tierras en las que desarrolló gran parte de su vida profesional. No escribiré de su carrera en el teatro y la actuación, pero si de algo por el que siempre la recordaré.
Cuando ya casi finalizaba la década del setenta y yo cursaba la primaria en la Escuela de San Rafael de Paquera, inició transmisiones la estatal Radio Nacional de Costa Rica, emisora cultural y popular, que transmitía (y transmite) en 590 A.M., 101.5 F.M. y 6035 en Onda Corta (ya no la utiliza). Era 1978.
Radio Nacional era para mí la mejor emisora. Dirigida por Aydeé de Lev, con muy buenos locutores, productores y una programación muy bien estructurada, con espacios para todos los gustos: había noticias, deportes, cultura, musicales, programas en directo desde diferentes partes del país. Eso lo hacen muchas, pero nunca como aquella radio que dirigió de Lev.
Se notaba que había una dirección que le daba vida a la radio. Se hacía radioteatro con calidad. Recuerdo el programa Campo Abierto en las madrugadas, Somos como Somos en las tardes, con Rónald Alfaro (q.d.D.g.) o Algodón de Azúcar, conducido por Ana Coralia Fernández, un programa para niños, del que jamás he escuchado una versión que se le parezca.
Aquella radio entretenía y educaba. Había pasión por lo que se hacía y quienes éramos oyentes lo sentíamos así. Los recuerdos emergieron con fuerza cuando me enteré del fallecimiento de Aydeé. Mis sinceras condolencias a su familia y seres queridos, y que Dios la acoja entre los suyos. Por siempre De Lev, la guía de la mejor radio que escuché de niño y que recordaré por siempre.