Los inicios siempre generan algún tipo de ansiedad o nerviosismo, y más si hablamos de niños y de nuevos lugares. Por eso el ingreso a clases siempre supone una serie de cambios que pueden generar alguna reacción en los pequeños, de ahí que es muy importante establecer estrategias y elaborar rutinas que les permitan manejar sus sentimientos.
La especialista en Psicología Clínica Melissa Céspedes, del Hospital Clínica Bíblica, nos presenta una guía de cómo hacer esta transición o este nuevo comienzo, de una forma tranquila y fluida.
¿Cómo abordarlo según la edad? De la edad del niño dependerá la reacción y su abordaje; “los más pequeños sentirán miedo al abandono, pero conforme avancen en edad ya comprenden que la situación es normal”, acotó la especialista.
Los papás son pieza clave. Debemos valorar cómo están reaccionando los padres o encargados, ya que, si muestran ansiedad y nerviosismo, lo van a transmitir al menor. “Es importante conversar con el niño y decirle la verdad, como por ejemplo: a qué hora regresará, qué van a hacer en el centro educativo y reforzarles que siempre regresarán por ellos”, agregó.
Es importante también despedirse de forma normal y tranquila, con frases positivas como: “que disfrutés mucho”, “qué la pasésbien”, que aprendás mucho”. Entender que si el niño llora es parte del proceso, a través del cual poco a poco se ajustará.
“Mi recomendación es hacer ejercicios de respiración previos, relajar los músculos e identificar específicamente cuál es su miedo para buscar soluciones”, explicó la Dra. Céspedes.
Adicionalmente, pueden utilizar herramientas como mensajitos en las loncheras, como una carita feliz en una servilleta, unas palabras de aliento, que les recuerde la casa y los hace sentir seguros.
Identifique las señales y atiéndalas a tiempo
La Dra. Céspedes realizó gran énfasis en la diferencia entre ansiedad, y miedo. Cabe destacar que en situaciones específicas debemos poner atención a comportamientos que se sostienen en el tiempo, ya que el miedo es una reacción y es esperado enmomentos puntuales, mientras que la ansiedad se presenta de forma constante, por periodos mayores a un mes.
“La preocupación y el nerviosismo excesivo e incontrolable se manifiesta también de forma física y debemos buscar ayuda y explorar las causas para encontrar soluciones”, aclaró.
Es importante recordar que todos los niños son distintos, unos más extrovertidos, otros más tímidos; además todos tienen contextos familiares diferentes y situaciones como divorcios, cambios, separaciones, o pérdidas, que afectarán su desempeño en la escuela y a nivel social, de ahí que la comunicación es indispensable para ayudarle a manejar sus sentimientos y contarnos sobre ellos.
Rutinas y su importancia
La clave para que la rutina de las mañanas resulte es la organización. Las rutinas son muy importantes ya que les da seguridad a los niños, les ayuda a entender ritmos vitales y les proporciona un sentido de orden y autonomía para saber qué hacer después.
No se debe ser inflexible pero sí muy claro, acomodar las rutinas a la personalidad del niño y ajustarlas a su forma de ser.
Por ejemplo, si el niño es muy activo, jugar antes de la tarea podría ayudarle a que luego, cuando las haga, pueda hacerlas mejor, más tranquilo y concentrado.
El uso de calendarios de rutinas es útil, dejando siempre espacios para descanso, alimentación, juego con los padres, con el fin deliberar ansiedad y estrés, compartir y sentirse más seguros.
Recuerde que estos procesos deben llevarse en familia, dándolesla importancia debida, con honestidad, claridad y cariño para lograr los mejores resultados.
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