- Proyecto de ostras en la zona de Puerto Palito, en Isla de Chira, inició con 23 mujeres, actualmente, quedan tres del grupo original.
- Entre seis meses y un año es el tiempo que lleva ver la ostra con el tamaño para ser comercializada.
09 de Julio de 2022. Encargarse del proceso de siembra, cuido y desarrollo del producto hasta convertirse en la deliciosa ostra que se prepara en la misma concha con limón, cebolla, chile dulce y se le agrega chile o tabasco, o bien en ceviche, en espaguetti, gratinada o en sopa, ha hecho que María Eugenia Fernández Díaz, su hermana Shirley y Guiselle Lorena Sequeira Medina, sumen 10 años laborando en el proyecto ostrícola Ostras Chira, en Puerto Palito, Isla de Chira en el Golfo de Nicoya.
Su trabajo consiste en la producción de ostras, el cual inicia con la siembra de las semillas de este marisco, producidas y enviadas por el laboratorio de la Universidad Nacional y que recogen en Punta Morales. Una labor que Fernández compara con tener una granja o bebés a los que se les deben dar todos los cuidados hasta que crezcan fuertes y sanos. “Las traemos de un tamaño de 2.8 milímetros, las sembramos, a los ocho días hay que darles un cambio de bolsa o como decimos, un cambio de ropita, y las volvemos a poner en el mar. Eso es como un círculo vicioso, hay que llevarlas en panga a la tierra cada ocho días para hacerles limpieza, la selección de tamaño o tamizaje y así, hasta que alcancen la madurez”, explicó doña María Eugenia.
El tamizaje o selección de tamaño lo realizan en recipientes y luego las sacan por tallas, es decir, talla uno, talla dos y así sucesivamente hasta alcanzar la talla de madurez. Se les da tratamiento de agua dulce por 30 o 40 minutos, un poco de sol para fortalecer el músculo y la concha y en la tarde las regresan todas al mar.
Este delicado y laborioso proceso se lleva a cabo una vez a la semana cuando están muy pequeñas y siempre que vayan creciendo según lo esperado. Unido a ello, Fernández y las dos mujeres que laboran con ella, deben chequear que las ostras no se ensucien, no se llenen de algas y no pierdan oxígeno, ya que podrían morir. La talla de venta de cada ostra se consigue cuando miden de seis centímetros y medio en adelante, proceso que puede tardar seis meses o un año. Aquellas que no lleguen a alcanzar la talla, se desechan.
De la semilla a la ostra
Una década después y comprometida al máximo con el cultivo de ostras, doña María Eugenia es sincera y comenta que cuando les ofrecieron este proyecto y,pese a ser pescadora, ella ni las demás mujeres conocían algo sobre estas ni el cultivo.
Cuenta que fue un 26 de junio del 2012 cuando les llevaron los materiales para hacer los sistemas de cultivos. “Vino el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) y en tres horas nos dio la inducción de cómo hacer el sistema de cultivo. Empezamos 23 personas, luego quedamos 13 y actualmente somos tres mujeres haciéndole frente a este proyecto”, agregó Fernández.
Ella recuerda que ese 26 de junio del 2012, al ver que las semillas de ostras asemejaban un puñito de arena blanca, su pensamiento fue: “¡Nos están vacilando!”. Pese a su incredulidad las sembró y una semana después ya las vio con la forma de la concha y empezó a creer que sí era posible cultivarlas.
Actualmente, la rutina diaria de doña María Eugenia inicia a las 5 a.m., prepara su desayuno y a las 7:00 o 7:30 a.m. arranca sus labores en el mar; en ocasiones, puede laborar hasta las 6:00 p.m. Al mes, en temporada alta, se pueden vender 2.000 ostras a la semana y en temporada baja unas 700. En total, al mes siembran 80 000 ostras, de las cuales hay un aprovechamiento de entre un 30 y un 35%.
Además de estas tres mujeres, hay otras tres que les ayudan a limpiar ostras y tres hombres que colaboran en la parte más pesada del trabajo, es decir, reacomodar la línea en el mar donde se cultivan. Para Fernández, la mejor forma de comer ostras es directo de la concha y por eso invita a los turistas a visitar Isla de Chira para que las saboreen, puesto que allá se comen con chimichurri, limón o tabasco.
Por su parte, Ireth Rodríguez, Jefe de Promoción del ICT, comentó que “la gastronomía de las diferentes regiones del país contribuyen al mejoramiento de la experiencia de los turistas nacionales internaciones. En este caso invitamos a degustar nuevos sabores como las ostras de la Isla Chira y de paso disfrutar de otras actividades turísticas cercana al Golfo de Nicoya y zonas circunvecinas”, concluyó Rodríguez.
Apoyo emprendedor
William Quirós, presidente de la Asociación de Pescadores Mixta Área Marina para la Pesca Responsable, explicó que apoyan a estas valientas mujeres en la parte jurídica para contar con el financiamiento, mano de obra y también en la colocación de anclajes.
“Queremos que la gente conozca de los esfuerzos para conservar el recurso pesquero, que los turistas vean el esfuerzo que se hace para mantener este tipo de pesca”, indicó Quirós.
Más información sobre esta oferta gastronómica de cultivo de ostras con Shirley Fernández Díaz al teléfono 85677487.
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