Franklin Castro R.
El Colegio Técnico Profesional de Paquera (agropecuario, era en el que nosotros estudiamos), celebra en el cierre de este 2014 sus 40 años de existencia. La historia se remonta a 1974, una época en el calendario que vio nacer a dos instituciones: La Asociación de Desarrollo Integral de Paquera ADIP y esta casa de segunda enseñanza.
Me tomo el permiso de mencionar a ambas entidades, porque los pioneros de una, también lo fueron en gran medida de la otra. Don Bernardino Jiménez Cerdas y Humberto Villalobos Castillo, fueron dos de esos pilares. Ellos junto a otros más, tuvieron la visión de proyectar el desarrollo comunal, social y educativo en este distrito peninsular.
No tengo imágenes vivenciales de aquella época, primero porque era muy pequeño y segundo porque para entonces vivíamos asentados en la hermosa comunidad de San Rafael. Pero el Colegio vino a cambiarnos a todos, a brindarnos una oportunidad de avanzar, que solo tenían aquellos que podían cursar la preparatoria fuera de la zona.
Recuerdo que por limitaciones económicas, no pudimos ingresar inmediatamente a la secundaria. Nos graduamos de primaría a los 11 años, bajo la dirección de aquel gran maestro: Don Elí Arce Salas (q.d.D.g.). Fue entonces a los quince. Que por cierto para un amigo del pueblo, yo estaba muy “viejo” para vestirme de azul – celeste.
Vale más que aquella opinión no afectó mis intenciones. Tampoco deberá minar las de mucha gente, que ya con más años deciden retomar sus estudios. En eso vemos que nuestro Colegio también ha ido evolucionando, pues en sus aulas hay oportunidad para aquellos de mayor edad que desean prosperar. El crecimiento debe ser constante.
De haber entrado “tarde” al Colegio no me arrepiento. Pues gracias a ese desfase compartí con buenos compañeros. Cito aquellos con los que más años compartí: Olman Pérez Jiménez (quien ya no está entre nosotros), José Francisco Enríquez Leal, los Rónald: Castro y Arias. Eso sí evito mencionar a las mujeres, pues eran muchas y podría pecar al olvidar algunas.
Además, hubo una oportunidad en cuarto que las chicas nos despreciaron a todos. Se fueron a un desfile de modas al Colegio de Jicaral y eligieron por acompañantes a los varones de quinto. ¿Se avergonzaban de nosotros?, ¡Cómo puede ser!. Al recordar ese episodio entiendo porque prefiero no recordarlas. ¡Qué desaire nos hicieron en los 80!.